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martes

Tres píldoras pedagógicas inspiradas en el universo personalista de Mounier

LA
CONVERSIÓN ÍNTIMA

“Todas las dimensiones de la persona se sostienen y se conciertan en un todo”
Emmanuel Mounier

El hombre, al actuar como ente que domina la naturaleza, puede vivir como algo que no es; como algo que no se reconoce a sí mismo. Por lo tanto, su cosmovisión se centra en una sola y simple dimensión: la diversión. Esta diversión, tiene relación con la capacidad de vivir sin proyectos, sin dominio, siendo la definición misma de la exterioridad. La vida personal comienza con la capacidad de romper el contacto con el medio, de recobrarse y recuperarse, con miras a recogerse en un centro, a unificarse. De acuerdo a esto Mounier, expone que la persona, solo debe retroceder para llegar a un punto de profundización personal.

Este punto de profundización, (el secreto o el en sí) recurre a la ayuda de conceptos, esquemas y estructuras que posee en sí mismo el sujeto. Esta suma de conceptos, no quiere decir que constituyan al hombre, sino que se comprende dentro de la vida personal. Hay que recordar que la persona, no nace se hace. Así, la vida personal a la cual se ha hecho mención, comprende un sentido de reserva y discreción en la expresión, considerado como homenaje y respeto a la infinitud interior del hombre. Para Mounier, el primer valor del ser humano se da en la dimensión de un encuentro consigo mismo, el cual se puede entender como su conversión íntima, o el inicio de su Personalización. A mi juicio, este aparte contribuye en pedagogía a:

Comprender que la educación debe apuntar al desarrollo de la estructura personal. Por lo tanto, el fin último de la educación es despertar personas, que sean capaces de reconocerse a sí mismas como agentes activos de una sociedad comunitaria.Fortalecer la dimensión antropológica, en el ejercicio docente, ya que la conversión íntima, es la capacidad que todo persona tiene de buscar la realización plena de su ser mediante la vocación.


















EL AFRONTAMIENTO

“Ser es también afirmarse”
Emmanuel Mounier

El afrontamiento es una idea antropológica que reivindica la dignidad del hombre contra las diversas negaciones llevadas a cabo especialmente desde el materialismo. En un sentido más preciso, el afrontamiento es la doctrina de combate que debe mantener el ser que se ampara bajo el principio personal. El afrontamiento, es otra de las extensiones del ser personal que lo obliga a expresarse como ser combatiente.Esta posición de carácter dinámico lo obliga enfrentarse a todo aquello que no le permita reconocer la realización con el otro. El afrontamiento requiere que reconozca el rostro del otro, pero también obrar elegir, dividir, tomar algo en sí mismo es también rechazar. Al seguir este lineamiento, se enfrasca en una lucha continua, la cual le permitirá a la persona tomar conciencia de sí misma.

El afrontamiento exige de la persona, tomar una postura, tanto para decir sí o para decir no. Por ello el ser personal se rebela contra todo tipo de opresión, de vasallaje, de sumisión y de alienación, cuidando de no deslizarse dentro de la ambigüedad, la inadaptación y el fracaso. De este modo, se elabora una presunción del compromiso, pues toda acción personal tiene que combinar un plano profético, de reflexión, y un plano político de compromiso eficaz y constructivo, que se enfrenta contra todo aquello que amenace la dignidad de su vida.

Esta cosmovisión invita a pensar que la pedagogía, debe fomentar más la autonomía para que, todos los actores que estén en ella inmersos, sean menos dependientes de su medio, más conscientes de su rol personalista, y de sus propios proyectos de vida. Solo de esta manera se despertará la vocación fundamental y la afirmación podrá comprenderse como el acto dirigido hacía la acción y la acción en concordancia con el acto. En este sentido, el personalismo, ayuda a entender que no se requiere una ética de gigantes o ser un superhombre de la moral ya que según Mounier “El hombre verdaderamente extraordinario, es el hombre verdaderamente ordinario”















LA LIBERTAD BAJO CONDICIONES

“La libertad tiene innumerables amigos”
Emmanuel Mounier

La libertad, no es algo que solo se consigue en el plano social, cultural o educativo. También es una conquista de carácter personal o individual. La libertad del ser humano es siempre la libertad de una persona situada en sí misma, en el mundo y en los valores. Esto significa que está estrechamente condicionada y limitada por la situación concreta de cada uno. Ser libre es, en primer lugar, aceptar esa condición para apoyarse en ella. No todo es posible en todo momento.

Estos límites, cuando no son demasiado estrechos, constituyen una fuerza. La libertad no progresa, al igual que el cuerpo, sino gracias al obstáculo, a la elección, al sacrificio. La libertad es afirmación de la persona; se vive, no se ve. A menudo se la comprende como una ausencia de causa, una laguna en el determinismo. Una es la libertad de indiferencia: libertad de no ser nada, no desear nada y de no hacer nada; no sólo indeterminismo, sino indeterminación total.

Otra es la que imploramos al indeterminismo físico, sin embargo, la libertad no es una resta de la suma universal; no se ganan contra los determinismos naturales, se conquista sobre ellos. La naturaleza revela una preparación lenta y continua de las condiciones de la libertad. El indeterminismo de la partícula material no es la libertad, pero propone una estructura no rígida a un mundo en el que juega la libertad.

Es la persona quien se hace libre, después de haber elegido ser libre. En ninguna parte halla la libertad dada y constituida. Hay en la libertad un peso múltiple: el que viene de la persona misma, de sus particularidades, y la que proviene del mundo. Por lo anterior, el sentido pedagógico debe comprender que, una de las tareas de la educación es educar para la libertad. Esta es una visión integral del hombre que comprende los valores y fines que persigue, cuyo ideal no está en el tener, sino en el ser (persona).